Memorias del subsuelo (Fyodor Dostoyevsky)




1.- Soy extremadamente supersticioso…lo suficiente para sentir respeto por la medicina.

2.- Si no me cuido, es, evidentemente, por pura maldad.

3.- Un hombre inteligente no consigue nunca llegar a ser nada y que sólo el imbécil triunfa.

4.- Vivir más de cuarenta años es una inconveniencia, algo inmoral y vil.

5.- Toda conciencia es una enfermedad.

6.- Es posible que el hombre normal haya de ser tonto, incluso es posible que sea hermoso.

7.- Pero, ¿qué importan, Dios mío, las leyes de la naturaleza y la aritmética, si, por una razón u otra, esas leyes y ese <<dos y dos son cuatro>> no me complacen?

8.- Hay voluptuosidad en el dolor de muelas.

9.- La conciencia humillante de la inutilidad del sufrimiento.  (al referirse lo que expresa los gemidos de un dolor de muelas).

10.- Es usted esclavo de sus muelas.

11.- Es posible que me considere inteligente en extremo por la única razón de que en mi vida no he logrado empezar ni acabar nada.

12.- La voluntad de uno puede, y a veces, incluso debe oponerse a sus intereses.

13.- ¿Qué es un hombre despojado de deseo y voluntad, sino una tuerca, un simple engranaje?

14.- “Hombre”: ser bípedo e ingrato

15.- ¿Qué la historia peca de monotonía? Cierto, todo son combates. Se combate, se combatió ayer y se combatirá mañana.

16.- El hombre es una animal esencialmente constructor, obligado a dirigirse a sabiendas a un objetivo, sea el que fuere.

17.- El hombre, a veces, desea apasionadamente el sufrimiento.

18.- La suprema felicidad, señores, es no hacer nada en absoluto.

19.- En nuestra época, todo hombre decente es forzosamente cobarde y esclavo. Tal es su estado normal.

20.- Pero, ¿Cómo responder a aquél hombre que no había pensado en modo alguno de ofenderme?

21.- Sepa que detesto las frases bonitas y los uniformes ceñidos al talle.

22.- Cuando se ama, incluso se puede prescindir de la felicidad.

23.- ¡Te quiero tanto, que te hago sufrir, a fin de que te des cuenta!

24.- El amor es un misterio divino que debe permanecer oculto a los ojos ajenos.


25.- Pronto descubriremos el modo de nacer directamente de las ideas.

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